sábado, 18 de julio de 2009

MAGNASCO SA - UN TAMBO

Tras 150 años, Magnasco SA -ícono de la lechería y quesería argentina- suspendió la producción de uno de sus históricos tambos.
Pero el cierre se transformó en una secuela más del deterioro que afecta a la industria lechera: de 2002 a 2009 cerraron 5.050 establecimientos en el país.
La falta de acciones por parte del Gobierno kirchnerista destinadas a sostener -y desarrollar- la producción nacional terminó por asfixiar a los tamberos. La baja rentabilidad de las exportaciones y de la producción interna puso sus números en rojo, y los dejó al borde de la quiebra.
Las principales cuencas lecheras del país -y por ende, las más dañadas- se encuentran en Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba. El 5% de la leche que se produce es fluida, y el 95% restante se usa para hacer yogur, queso y leche larga vida. Esta última cotiza en el alza, especialmente, en los mercados internacionales.
Sin embargo, la rentabilidad cayó debido a las disposiciones del Gobierno nacional. ¿Por qué? En 2007, los 120 gramos de leche en polvo costaban 1,78 pesos el litro, con una intervención de los productores del 43% sobre el valor final. Hoy, esa misma cantidad cuesta casi 3 pesos, pero la participación de los tamberos no llega al 27%. La ecuación es sencilla: a menor ganancia, menor producción.
Esta situación -sumada a la abismal diferencia con las góndolas dentro el mercado interno- es calificada como “trágica”. El censo oficial de 2002 fijó en 15.000 el número de centros de producción en funcionamiento, pero para el año pasado sólo quedaban 10.200 en pie.
La Asociación de Productores de Leche de la república Argentina aseguró que en 2008 la producción terminó por ubicarse un 7% por debajo de los datos relevados en 1999. “Tan sólo el año pasado cerraron 700 establecimientos”, indicaron. Desde allí, denuncian que el costo de producción de leche es de 1,15 pesos para quien debe alquilar la tierra, y alrededor de 1 peso con rodeos de lecheras en campo propio. Sin embargo, el productor obtiene entre “74 y 82 centavos el litro de leche al pie de la vaca”.
Pero hay más: la pérdida no sólo genera menores producciones sino que también repercute en el consumo. Antes de la crisis, el consumo per cápita en el país era cercano a los 200 litros por año. Después de la debacle de 2001, ese valor cayó a los 160 litros. Y según los productores lecheros, este año se registraron fuertes bajas ante los serios problemas económicos que atraviesa el país.
En los Estados Unidos y países de Europa, el consumo anual por persona es de alrededor de 230 litros, con sus particularidades: mientras que los estadounidenses consumen una gran cantidad de leche líquida, los franceses, por ejemplo -con valores similares- ingieren lácteos de mucho valor agregado, especialmente quesos. En la Argentina, en cambio, el consumo se nutre con quesos baratos, como la muzzarella, y yogures.
Un reflejo de la crisis
La mesa nacional de productores lácteos protagoniza una nueva protesta: se entregará leche a las personas que se acerquen a grandes supermercados de las ciudades que viven de esta actividad. Se trata de un reclamo al Gobierno nacional para obtener “un precio más justo por litro de materia prima”.
Los productores reclaman que se cumpla con lo prometido el año pasado por la presidenta Cristina Fernández, que el litro de leche en la tranquera se pague 1 peso, lo que hasta el momento no sucedió, ya que en los casos más afortunados se percibe hasta 82 centavos.El presidente de la Federación Agraria de Córdoba, Agustín Pizzichini, precisó que “el 5 por ciento de la leche es fluida y con el 95 restante se hacen yogur, queso y leche larga vida, que valen mucho más que la leche fluida”.
“Por cada litro de leche, el tambero recibe unos centavos, y en el supermercado cuesta entre 2,70 y 3; y ni hablar de los productos más caros como la leche en polvo”, subrayó el dirigente.
diario Hoy

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