viernes, 17 de julio de 2009

CUANDO RACING DERROTÓ A EVITA (III)

Cuando Racing derrotó a Evita (III)
16 de febrero de 2007
Juan Baenza
Al final toda la batalla, cómo no podía ser de otro modo, se libraría en el campo. Eso sí, en las gradas y en el resto del país corría el rumor de que la final estaba arreglada para que ganara Banfield. En cambio, en el vestuario racinguista la consigna era clara, a pesar de las gustosas primas. “Ni locos, nosotros vamos al frente”, comenta un jugador de la época que no desea revelar su identidad. Había amor a la camiseta y, se intuye, temor a ese ministro que tanto les había ayudado y a ese presidente que, no lo olviden, era el mandamás del país.
Al descanso se llegó sin goles y la reanudación tuvo un comienzo eléctrico. Un tremendo zapatazo del mítico Boyé, aquel futbolista que vino de Italia en cuanto le dijeron ven, superó a Granero y puso una diferencia en el marcador que a la postre sería definitiva. El Viejo Gasómetro estalló, salvo el fondo de Banfield. Casi todo el país enmudeció y en el palco la buena de Evita seguramente miró a otro sitio, intentando olvidar que había perdido una batalla, aunque, ojo, no la guerra.
Efectivamente, la cosa no quedó ahí. Ramón Cereijo no dudaría mucho al frente del ministerio y se dice que fue Evita quien propició su salida del gobierno. La mujer del presidente tampoco pudo cantar victoria porque un cáncer de útero le haría una visita inesperada y en julio de 1953 acabó cerrando los ojos sin ver a un equipo pequeño campeón. Y todavía hay más, porque se da la circunstancia de que Racing, tras su fallecimiento, tardó horas en descubrir un busto de bronce de aquella brava mujer en su sede de Avellaneda, a pesar de que fue la misma que le intentó quitar el tricampeonato para favorecer a los más humildes.
Evita era así, pero Racing, por aquella época, era Racing. Y Perón, era Perón. Por cierto, ¿adivinan cómo se bautizó el campo de los académicos que se inauguró en 1950 y que se levantó gracias al gran impulso de Cereijo? Evidentemente, Estadio Juan Domingo Perón. Eran otros tiempos, donde fútbol y política iban cogidos de la mano (algunos dicen que eso no ha cambiado) y en los que Racing era un grande por sus logros y no por su incansable e inagotable afición.