miércoles, 15 de julio de 2009

CUANDO RACING DERROTÓ A EVITA



Cuando Racing derrotó a Evita (I)
Juan Baenza
14 de febrero de 2007
Mucho se ha hablado de lo apasionante que fue la pasada final del Apertura en la que Boca y Estudiantes se jugaron a cara de perro el título en el estadio de Vélez. Lo cierto es que ese desenlace no era nuevo en Argentina, porque en tres ocasiones más se produjo el mismo caso, dándose un empate en la última jornada y teniéndose que decidir el asunto a un solo choque.
Sin duda, la final más recordada, a pesar de que hayan pasado más de cincuenta años, es la que protagonizaron Racing Club de Avellaneda y Club Atlético Banfield en diciembre de 1951.

Es más, no nos quedaríamos cortos si dijéramos que ese encuentro ha sido el de mayor relevancia que se ha jugado en suelo argentino, salvo los de la selección nacional en 1978.
Para explicar esta apasionante historia hay que situar el contexto político de Argentina en aquella época. Eran los primeros años del gobierno de Perón, un momento en el que su mujer Evita se convertía día a día en un símbolo popular y en el que su ministro de Economía, Ramón Cereijo, reconocido seguidor de Racing, se las había ingeniado para que su equipo se pusiera a la vanguardia del fútbol nacional.
A finales de los cuarenta estalló la huelga de los futbolistas argentinos, debido a que se les querían imponer topes salariales. La mayoría de las estrellas emigraron al extranjero, equipos mágicos como el de River se hicieron añicos con la fuga de astros de la talla de Di Stéfano, pero en cambio, Racing no se desintegró, pues Cereijo se ocupó personalmente de obstaculizar la salida de los mejores jugadores del equipo.
Así las cosas, la Academia, como es conocido el conjunto de Avellaneda, se hizo dueño y señor del balompié del país, ganando las ligas de 1949 y 1950.
Por si con esto no fuera poco, en 1951 los albicelestes fichan a Mario Boyé. Éste excelente delantero había triunfado espectacularmente a principios de los cuarenta en Boca.
Todavía resuena en la Bombonera aquello de “yo te daré, te daré niña hermosa, te daré una cosa que empieza con B: Boyé”.
Del Xeneize se marchó al Genoa y allí en media temporada marcó 14 goles.
Su impecable trayectoria se vio interrumpida por la llegada al país trasalpino de Ramón Cereijo, que le hizo una oferta que no pudo rechazar. No dudó el ariete, conocido como ‘El Atómico’ por la potencia de sus disparos, en volver a su país. Ése regreso sería determinante.
A pesar de todo, lo cierto es que el año no comenzó con la superioridad de los anteriores y un equipo pequeño, Banfield, llamado el Taladro, con más cartel de Segunda que de Primera, se plantó en la recta final del campeonato con opciones de convertirse en el primer club no grande en salir campeón.
Hasta entonces sólo se habían coronado River, Boca, Independiente, San Lorenzo y Racing. Parecía que se iba a romper la hegemonía, pero en las últimas jornadas todo se le fue al traste al conjunto sureño. Una inesperada derrota ante Chacarita apretó la liga y se llegó a la última jornada con doble empate entre la Academia y el Taladro. Ambos ganaron y la igualada a puntos se tradujo en una final a un solo partido para dictaminar el vencedor del campeonato.
Mañana más.